Cuando el estrés es crónico, las hormonas que dispara aumentan el riesgo cardiológico y las afecciones neurológicas (ansiedad, depresión, fobias). a consecuencia del aumento de la presión y el colesterol.
Estas liberan grandes cantidades de cortisol y adrenalina.
Aumenta el nivel de hormonas en la sangre y acelera la presión arterial, derivando en un posible riesgo cardiológico.
Los mecanismos de autocuración del cuerpo se retrasan.
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